La suerte de tenerlos


Hay épocas en la vida que si te sale algo mal, todo lo que viene detrás viene mal, una tras otra, sin parar. La vida dando hostias a diestro y siniestro. Cuando piensas que nada puede empeorar, la muy jodida te pone en el camino un golpe que es difícil de superar y que encima te deja partida en dos.



Yo soy de las que piensan que después de la tormenta, el sol vuelve a salir, así que me voy a aferrar a mi idea para no hundirme y pensar que tras estos últimos 6 meses, las cosas van a empezar a mejorar y la vida nos va a empezar a sonreír. Espero, deseo y sobretodo lo necesito.

Así que hoy vuelvo a la rutina, a la que tantas cosas buenas me trae, la que me evade de lo negativo y de la que aprendo a diario. Ya no es cuestión de hobbie ésto de escribir,  ya es más necesidad, sentirme útil y por momentos dejar de lado todo lo malo de la vida 1.0 y dejar un poco aparcadas las preocupaciones.

Por suerte, o por desgracia he aprendido de la mejor a superar obstáculos. Creo que su nombre es el que es apropósito, ¿queréis saber por qué? Pues porque se llama Pepi, y justo su santo es el día del día del padre, y ella, ha realizado con creces ese papel, tanto el de padre, como el de madre y no lo ha podido hacer mejor. Es una de esas heroínas que no llevan capas, es un ángel en la tierra que te abraza tan fuerte que te evade de todo. Es de las que pintan los días grises de color para darte fuerzas, es de las que da y no espera recibir, y no le des las gracias porque hasta puede llegar a ofenderse. Es esa que estuvo, está y estará. Es esa que a pesar de que ya no soy una niña y tengo mi propia familia, está ahí, al pie del cañón, ayudando a diario, porque sin duda nos está ayudando como nadie en esta situación tan complicada que estamos viviendo. Hoy, no solo tengo que felicitarla a ella, sino que e tengo que felicitar a mí. Felicitarme por tener la madre que tengo. Felicitarme por la suerte de poder seguir disfrutando de ella. Felicitarme por ver como ella y mi hija son inmensamente feliz juntas, y felicitarme porque a pesar de haber hecho ella todo el trabajo sola, no lo ha podido hacer mejor. Hoy quiero aprovechar este trocito de mí para hacerle un homenaje, porque quererla es poco, porque admirarla se queda corto y porque agradecerle me faltaría vida. Santa hoy, y santa siempre, por tu aguante, tu entrega, tu dedicación. Por tus sonrisas inacabables, por tu ayuda desinteresada, por tus abrazos de nube. Por todo lo que nunca te he dicho y por todo lo que me queda por decirte. Felicidades mami, eres junto con la niña, las mujeres de mi vida. Te quiero. 



Por suerte, la vida también ha puesto en el camino a personas maravillosas, a personas como él, al que se despierta bailando  y a la misma vez de mal humor. Al que quiere sin condiciones, el que abraza, besa y te recuerda lo importante que eres a diario. El que se está partiendo la cara por sacar a su familia adelante, el que se pasa horas y horas de carreteras para poder ganar algo que traer a casa. El que ha estado ahí cuando nadie estaba, el que llego hace 7 años para no irse nunca. El que me enamora a diario y a la misma vez hace que tenga ganas de matarlo. Porque saca lo mejor de mí pero también lo peor. Los meses sin trabajo están siendo complicados pero eso no va a poder con nosotros, con lo que hemos creado, con nuestra familia, con este lazo indestructible que hemos creado. Feliz día del padre cariño, porque Valeria ha tenido la mejor de las suerte teniéndote como padre, porque si algo tengo claro es que contigo no me equivoqué. Gracias por tanto vida, saldremos de ésta juntos. Te quiero

Comentarios

Entradas populares